La edad es el principal factor de riesgo para padecer la enfermedad de Alzheimer, aunque la enfermedad no es una consecuencia inevitable del envejecer. Sí lo está con la salud cardiovascular como la hipertensión arterial, la diabetes, los niveles alterados de colesterol, el tabaquismo y la obesidad.
El control de estos factores está vinculado a la realización de controles médicos periódicos, pero fundamentalmente a mantener un estilo de vida saludable.
Así, el sedentarismo o una dieta poco saludable repercutirán en nuestra salud cardiovascular y, secundariamente, en nuestra salud cerebral. “Aquello que es bueno para el corazón, es bueno para el cerebro”.
Mantener la mente activa y evitar la soledad o el aislamiento son otros aspectos relacionados con el estilo de vida que impactan favorablemente en nuestro cerebro para hacer frente a la patología.
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