Si tenemos la facultad de oír es gracias a las células sensoriales de nuestros oídos. No obstante, la exposición a sonidos intensos puede dañarlas con el tiempo y provocar una pérdida temporal de audición o unos pitidos denominados «acúfenos». Tras asistir a un concierto con un volumen alto se puede experimentar una pérdida de audición o un zumbido en los oídos (acúfenos) que, por lo general, desaparece a medida que las células sensoriales se recuperan. Sin embargo, la exposición regular a ruidos fuertes o prolongados puede ocasionar daños irreversibles en estas células y en otras estructuras, lo que da lugar a una pérdida permanente de la audición o a acúfenos. Se habla, por tanto, de «pérdida de audición causada por el ruido».
Aunque el ruido puede afectar a la audición de forma inmediata, como puede ocurrir con un sonido intenso y repentino, lo más común es que la pérdida sea gradual e irreversible. El problema es que este desgaste suele pasar desapercibido o no se le concede importancia hasta que sus efectos se hacen más evidentes. Al principio, es posible que cueste oír algunos sonidos agudos, como las campanas o el canto de los pájaros y, a medida que se va perdiendo el oído, se empiezan a encontrar dificultades para comunicarse, sobre todo en los lugares ruidosos, como los restaurantes y los mercados.
Cuando hablamos de «escuchar sin riesgos», nos referimos simplemente a las formas de escuchar que no ponen en peligro la audición.
Los factores que afectan a la audición son el volumen, la duración y la frecuencia de la exposición a sonidos intensos. El riesgo aumenta con el volumen y la duración; por ejemplo, se pueden escuchar 80 dB de sonido sin peligro hasta 40 horas a la semana. Sin embargo, cuando el nivel sonoro es de 90 dB, el tiempo de escucha seguro es de solo 12,5 horas semanales. Para proteger la audición, se recomienda:
La unidad de medida que se utiliza para medir la intensidad del sonido es el decibelio (dB). Un susurro tiene unos 30 dB y una conversación normal, unos 60 dB. A continuación se ofrecen algunos ejemplos de los decibelios que alcanzan otros sonidos habituales.
Intensidad en decibelios | Ejemplo de fuente |
10 dB | Respiración normal |
30 dB | Susurro suave |
40 dB | Biblioteca |
60 dB | Conversación normal |
80 dB | Timbre de la puerta |
85 dB | Tránsito intenso (dentro de un automóvil) |
90 dB | Conversación a gritos |
95 dB | Motocicleta |
100 dB | Secador de pelo |
105 dB | Claxon de automóvil a 5 metros |
110 dB | Gritar al oído |
120 dB | Sonido cercano de una sirena |
130 dB | Martillo neumático |
140 dB | Despegue de un avión |
150 dB | Petardos |
El tiempo de escucha sin riesgos disminuye rápidamente a medida que aumenta la intensidad del sonido. Por ejemplo, si el volumen medio es de 80 dB se puede seguir escuchando con seguridad hasta 40 horas a la semana. Sin embargo, si se sube hasta los 0dB, el máximo semanal debería ser de cuatro horas para no correr riesgos. En el cuadro que figura a continuación se indica el tiempo que se pueden escuchar distintos niveles de ruido, que se ilustran con ejemplos de fuentes habituales de sonido.
Estos datos pueden servir para controlar la intensidad del sonido del entorno y para moderar la escucha con aparatos reproductores de música mediante aplicaciones específicas.
Intensidad en decibelios | Tiempo de escucha sin riesgos (para 7 días) | Ejemplo de fuente |
10 dB | Sin límite | Respiración normal |
30 dB | Sin límite | Susurro suave |
40 dB | Sin límite | Biblioteca |
60 dB | Sin límite | Conversación normal |
80 dB | 40 horas | Timbre de la puerta |
85 dB | 12 horas 30 min | Tránsito intenso (dentro de un automóvil) |
90 dB | 4 horas | Conversación a gritos |
95 dB | 1h 15 min | Motocicleta |
100 dB | 20 min | Secador de pelo |
105 dB | 8 min | Claxon de automóvil a 5 metros |
110 dB | 2.5 min | Gritar al oído |
120 dB | 12 s | Sonido cercano de una sirena |
130 dB | < 1 s | Martillo neumático |
140 dB | 0 s | Despegue de un avión |
150 dB | 0 s | Petardos |
La mayoría de las personas desconoce los decibelios (dB) que alcanza el ruido de nuestro entorno o nuestros audífonos. Hay muchas aplicaciones disponibles, como NIOSH-SLM, que se pueden descargar para comprobar el nivel de sonido ambiental.
También hay aplicaciones integradas en muchos teléfonos o que se pueden descargar para controlar la intensidad de la música que emiten los audífonos y que avisan cuando el tiempo de escucha es demasiado largo. Tomar estas precauciones ayuda a evitar el riesgo de sufrir pérdidas auditivas.
Estas aplicaciones son una de las herramientas de que disponemos para escuchar sin riesgos.
Hay aplicaciones gratuitas que permiten para comprobar el volumen de sonido del entorno. Es poco probable que los volúmenes inferiores a 80 dB causen daños, pero a medida que aumenta la intensidad del sonido, también lo hace la posibilidad de que dañe los oídos. La intensidad del sonido externo se puede comprobar con aplicaciones gratuitas, como la aplicación NIOSH-SLM App.
Si no se dispone de una de estas aplicaciones, se puede saber que el volumen del sonido ambiental es excesivo si se necesita levantar la voz para que nos oigan las personas que se encuentran a una distancia de un brazo de nosotros.
Sí, incluso una única exposición a un sonido muy intenso puede dañar las células del oído interno y provocar una pérdida de audición.
Los teléfonos inteligentes disponen de aplicaciones que permiten controlar la exposición al sonido mientras se escucha música. Si se aumenta el volumen por encima de un determinado umbral, estas aplicaciones muestran un mensaje para advertir del riesgo que ello entraña. Estas aplicaciones se pueden descargar en el teléfono para utilizarlas cada vez que se escuche música con audífonos. Dos ejemplos de aplicaciones son dBTrack y HearAngel.
Estos signos pueden indicar una pérdida de audición:
Si cree que tiene alguno de estos problemas, acuda a hacerse un examen de la audición. La aplicación hearWHO de la OMS permite verificar la audición en cualquier momento.
Los acúfenos son pitidos, zumbidos u otros sonidos que se perciben, pero no provienen de una fuente externa. Pueden aparecer tras escuchar música alta, si bien desaparecen en un rato. Se deben a la fatiga de las células sensoriales y suelen ser transitorios. No obstante, a veces persisten, especialmente después de la exposición repetida a música o a otros sonidos a un volumen elevado.
La persistencia de los acúfenos puede indicar que se ha dañado la audición. No obstante, pueden deberse a diversos problemas de salud. Si oye usted acúfenos que no desaparecen, consulte a su médico.
Si tiene la sensación de que ha perdido audición, hágase una revisión. La aplicación hearWHO de la OMS permite verificar la audición en cualquier momento. También puede consultar a un profesional de la salud auditive para que le examine.
Es importante tomar medidas preventivas y limitar la exposición a sonidos fuertes para limitar el riesgo de sufrir pérdidas auditivas.
Un volumen alto de ruido durante periodos prolongados puede causar daños auditivos. Este riesgo se puede reducir siguiendo estos consejos:
Es recomendable hacerse un examen de la audición cada año para saber si se están evitando suficientemente los riesgos.
Los lugares de trabajo ruidosos pueden dañar la audición. Siga estas recomendaciones:
Y hágase un examen de la audición cada año.
Para disfrutar de la música sin correr riesgos se recomienda:
En los lugares ruidosos, conviene:
Para protegerse los oídos cuando se juegue a videojuegos, conviene:
Además, es recomendable hacerse un examen de la audición cada año para saber si se están evitando riesgos.
Debido a la pandemia de COVID-19, muchos niños han pasado a asistir a clase desde casa, para lo cual se conectan con los profesores a través de un ordenador u otros aparatos durante muchas horas al día. Aunque esta actividad no tiene por qué acarrear riesgos, conviene seguir estas recomendaciones para evitar la pérdida de audición:
Los tapones para los oídos más habituales están hechos de espuma o de un material similar y pueden adquirirse por poco dinero en las farmacias, las parafarmacias, los supermercados u otros establecimientos. Para colocárselos correctamente:
Unos tapones bien colocados pueden reducir considerablemente el nivel de exposición al sonido y disminuir así el riesgo de perder audición.
Existen otros protectores auditivos, como las orejeras, que cubren todo el oído externo, y también protectores confeccionados a medida.