La lactosa es un hidrato de carbono natural que está presente en la leche de todos los mamíferos. Está formada por una molécula de glucosa y una de galactosa unidas entre sí. Para poder ser digerida, la lactosa en el intestino delgado, necesita de una enzima llamada lactasa. Cuando hay intolerancia, lo que sucede es que no producimos esta enzima y no está presente en el intestino en el momento que necesitamos para que pueda ser digerida y absorbida la lactosa. Entonces, de esa manera, pasa al colon en donde provoca síntomas gastrointestinales bastante molestos.
Por un lado, dieta libre de lactosa, o sea, lácteos y derivados, aunque el yogur y los quesos más duros son mejor tolerados, ya que la lactasa está modificada y generalmente se tolera bien.
Los síntomas pueden incluir:
Las concentraciones de lactasa disminuyen con la edad. Es posible que los síntomas de intolerancia a la lactosa no comiencen hasta principios de la edad adulta.
Las infecciones, enfermedades u otras afecciones que lesionan al intestino delgado pueden hacer que este produzca menos lactasa. Los tratamientos para otras afecciones, como medicamentos, cirugía o la radioterapia también pueden lesionar el intestino delgado.
Son afecciones diferentes con causas diferentes. Mientras que el origen de la intolerancia son los problemas para digerir la lactosa, la causa de las alergias a la leche es la respuesta del sistema inmunológico a una o más proteínas que contienen la leche y los productos lácteos.
Estas son algunas generalidades, pero si se presentan algunos de estos síntomas específicos, siempre se recomienda consultar al médico.
Con el aumento de la intolerancia a la lactosa, creció el consumo de bebidas vegetales, las cuales reemplazarían a la leche de vaca.
Los alimentos líquidos vegetales legalmente no pueden denominarse leche.
Su color blanquecino se debe a la solubilización del almidón en el caso de las producidas a base de cereales (arroz y avena), o a la formación de una emulsión de grasa en agua, en el caso de las de soja, almendra y coco.
Más allá del color y el nombre, las “leches” vegetales tampoco reemplazan a la leche de vaca en cuanto a sus componentes nutricionales.
Poseen algunas características positivas:
-Contienen menos grasa y no tienen colesterol.
-Son fuente de grasas mono y poliinsaturadas (omega 3, 6 y 9), con demostrados beneficios al sistema cardiovascular.
-Son de digestión más fácil. Algunos profesionales de la salud recomiendan las “leches” vegetales a personas con problemas de digestión, con estreñimiento o colon irritable.
Poseen deficiencias nutricionales en cuatro micronutrientes importantes para la salud, pero que no son de notificación obligatoria en la etiqueta de los productos: fósforo, magnesio, zinc y selenio.
Por lo tanto, es importante consultar a un profesional de la nutrición si van a restringir crónicamente alimentos, para lograr cubrir los requerimientos nutricionales de manera adecuada y evitar carencias.
Lic. Cristina Maceira