La atención odontológica despierta en numerosos pacientes, especialmente en los niños, miedo y ansiedad que pueden originar conductas de rechazo a la misma o dificultar el trabajo del profesional.

El miedo es una de las causas que perjudica la salud dental, por la postergación en hacer la consulta inicial y la continuidad de un tratamiento, agudizando las enfermedades bucodentales. Además, influye en el odontólogo aumentando su estrés, prolonga las sesiones de consulta y aumenta la sensación de ineficacia por no resolver los temores del paciente.

Cada persona tiene sus propios miedos y su vivencia es tan personal como su capacidad de adaptación, de acuerdo a sus características personales y a la contención que el entorno ofrece.

El miedo o rechazo es frecuente en los niños en su primera consulta, por desconocer el lugar, el contacto con personas ajenas a él, como el odontólogo y asistentes, los nuevos ruidos y olores. También el temor al dentista suele iniciarse en la infancia cuando ha ocurrido una situación traumática, durante el tratamiento odontológico, en relación directa al dolor que puedan experimentar durante las maniobras operatorias o por el instrumental que use el odontólogo: agujas, inyecciones, torno, explorador, bisturí.

Otro factor importante en la aparición del miedo es la transmisión del imaginario social: relatos desfavorables, imágenes, publicidades, películas, historietas, etc. También el miedo puede ser transmitido por las personas más cercanas al niño, en particular los padres o personas a cargo. Los especialistas destacan que hay una co-relación entre el miedo al dentista de los adultos y los niños, por ello es importante que los referentes les den el ejemplo a los niños, llevándolos a realizar una revisión, que conozcan a su dentista, que interactúen de manera que puedan conocer los elementos con los que trabaja, que realicen educación preventiva. Y sobre todo, es recomendable que los padres nunca realicen comentarios negativos respecto de alguna experiencia o miedo personal. Los adultos son una fuente de seguridad para los hijos siempre.

Algunos pacientes no expresan verbalmente sus miedos, pero es posible observar sus manifestaciones clínicas: tensión muscular en el rostro o en el cuerpo, frente arrugada, labios apretados, manos aferradas al apoya brazo del sillón, transpiración en las manos, sudor frío en la frente, llanto incontrolado o negación a ser atendidos, (cierran la boca, mueven constantemente la cabeza), entre otros, y es importante poder detectarlo.

Para evitar el miedo o morigerarlo se destaca:

1. La importancia del primer contacto del niño con la odontología, que lo preparará para aceptar las intervenciones necesarias en pos de una buena salud bucal a lo largo de su vida.
2. El valor de informar sobre los procedimientos a realizar, porque la información tranquiliza. Los niños tienen derecho a saber la verdad y poder enfrentarla. Hay que considerar qué, cuándo, cuánto, cómo y quién debe informar. Con empatía y cordialidad, usar un lenguaje claro, sencillo, de acuerdo a la edad, nivel cultural, ansiedades y miedo del paciente y su entorno. El silencio prolongado puede permitir que el niño quede librado a su imaginación y la misma lo lleve a aumentar el miedo.
3. La necesidad de que los padres transmitan seguridad y una visión positiva de la experiencia con el odontólogo.

La calidad del tratamiento no depende sólo de la prestación realizada, sino de considerar al paciente como una unidad bio-psíquica-emocional, a quien preparar y acompañar en el transcurso del mismo.

Descargá este poster para pintar, preparado especialmente para incentivar a los niños a cepillarse los dientes en forma lúdica.

Referencias:
Manterola ER, Morales Manterola LM, Agasi R, Corrarello A, Finlandino G, Heredia G, Markiewicz J (202) El Miedo en Relación a la Odontología Uso de la Escala del Miedo Dental, Universidad de Buenos Aires Facultad de Odontología Cátedra de Cirugía y Traumatología Bucomaxilofacial I Buenos Aires, Argentina
https://docs.bvsalud.org/
https://www.uncuyo.edu.ar/