El trabajo de parto es un proceso natural, en cada mujer es único, incluso de un embarazo a otro. A veces se hace en unas pocas horas y en otros casos, el trabajo de parto pone a prueba la resistencia física y emocional de la madre.
Si bien no vas a saber cómo se va a desarrollar el trabajo de parto y el preparto hasta llegar a ese momento, podés prepararte entendiendo la secuencia típica de eventos.
Creemos que esta información puede servirte para charlar con tu medico/a obstetra y despejar todas tus dudas respecto al momento cúlmine de tu gestación: la llegada de tu bebé.
La primera etapa del trabajo de parto y el nacimiento ocurre cuando empezás a sentir contracciones regulares, las cuales hacen que el cuello uterino se abra y se ablande, acorte y adelgace. Esto permite que el bebé se mueva hacia el canal de parto. La primera etapa es la más extensa de las tres etapas.
Durante el trabajo de parto temprano, el cuello uterino se dilata y se borra. Vas a sentir contracciones leves e irregulares.
A medida que el cuello uterino comienza a abrirse, es posible que notes un flujo claro, rosado o ligeramente sanguinolento de la vagina, probablemente el tapón de moco que bloquea la abertura cervical durante el embarazo. Este es el proceso que marca el trabajo de parto. Si las contracciones son regulares en el tiempo, es momento de contactar a tu médico o dirigirte a la clínica para ser evaluada, evitar el parto prematuro y brindarle al bebé las mejores condiciones para el nacimiento.
El trabajo de parto temprano es impredecible. Para las madres primerizas, la duración promedio varía de horas a días. A menudo es más corto para los partos posteriores.
En el inicio del trabajo de parto:
Durante el trabajo de parto activo, el cuello uterino se dilatará de 6 a 10 centímetros y las contracciones se harán más fuertes, más cercanas entre ellas y regulares.
Podrías tener calambres en las piernas y sentir náuseas.
Es posible que sientas que rompés bolsa, si es que aún no sucedió, y que tengas un aumento de la presión en la espalda.
A medida que el trabajo de parto progresa y el dolor se intensifica, podes pedir anestesia si así lo deseas. Tu equipo de atención médica va a estar cerca tuyo para tomar la mejor decisión para vos y tu/s bebé/s.
El trabajo de parto activo a menudo dura de cuatro a ocho horas o más. En promedio, tu cuello uterino se dilatará aproximadamente un centímetro por hora. Probá técnicas de respiración y relajación para combatir tu malestar creciente.
A menos que necesites estar en una posición específica para permitir el monitoreo cercano, considerá estas maneras de promover la comodidad durante el trabajo de parto activo, dentro de las posibilidades del sanatorio o clínica:
La última parte del trabajo de parto activo (a menudo llamado transición) puede ser particularmente intensa y dolorosa. Las contracciones se acercan y pueden durar de 60 a 90 segundos. Tendrás presión en la parte baja de la espalda y el recto.
Si necesitas pujar, pero no estás completamente dilatada, tu médico/a puede pedirte que te contengas. Pujar demasiado pronto puede hacer que te sientas cansada y que se te hinche el cuello uterino, lo que puede retrasar el parto.
Jadea o sopla a través de las contracciones. La transición suele durar de 15 a 60 minutos.
Puede tomar desde unos pocos minutos hasta unas pocas horas o más sacar a tu bebé al mundo.
Puede tomar más tiempo para las madres primerizas y las mujeres que han recibido una epidural.
Tu médico/a te va a pedir que pujes hacia abajo durante cada contracción o te dirá cuándo pujar. O se te puede pedir que pujes cuando sientas la necesidad.
Cuando pujes, no pongas tensa la cara. Agachate y concentrate en pujar cuando sea necesario.
Si es posible, probá con diferentes posiciones hasta que encuentres la que se sienta mejor. Podés pujar mientras estás en cuclillas, sentada o arrodillada, incluso sobre las manos y las rodillas.
En algún momento, es posible que se te pida que pujes con más suavidad o que no pujes en absoluto, esto les da a tus tejidos vaginales tiempo para estirarse en lugar de desgarrarse.
Después de que salga la cabeza de tu bebé, el resto del cuerpo del bebé seguirá de inmediato. Si es necesario, se despejarán sus vías respiratorias. Por último, cortarán el cordón umbilical.
Conversá con tu médico/a respecto a los tiempos de corte del cordón y si es posible colocar a tu/s bebé/s en el pecho durante algunos minutos antes de que le realicen las pruebas de rutina.
Después de que nazca/n tu/s bebé/s, probablemente sentirás una gran sensación de alivio.
Podés sostener al/los bebé/s en tus brazos o en el abdomen. Es un momento único de muchas emociones. Sin embargo, todavía están pasando muchas cosas. Durante la tercera etapa del trabajo de parto, expulsarás la placenta.
La placenta normalmente se expulsa en cinco a 30 minutos, pero el proceso puede durar hasta una hora.
A estas alturas, es probable que dediques toda tu atención al/los bebé/s. Puede que ni siquiera te des cuenta de lo que está pasando a tu alrededor.
Seguirás teniendo contracciones leves. Estarán más pegadas entre sí y serán menos dolorosas. Te pedirán que pujes una vez más para expulsar la placenta. Es posible que te administren medicamentos antes o después de la expulsión de la placenta para estimular las contracciones uterinas y minimizar el sangrado.
Después de que expulses la placenta, el útero continuará contrayéndose para ir retomando su tamaño normal. Tu médico/a obstetra te masajeará el abdomen para asegurarse de que el útero se sienta firme y determinará si necesitas puntos de sutura o la reparación de cualquier desgarro en tu región vaginal. Si no te aplican anestesia, recibirás una inyección de anestesia local en el área para suturar.
Fuente: Clínica Mayo