Adultos mayores y actividad física

El día mundial de la actividad física,  6 de abril, nos sirve para volver a pensar y revisar temas que, por cotidianos, creemos poco importantes.
El ejercicio físico mejora la función mental, la autonomía, la memoria, la rapidez, la sensación de bienestar y produce estabilidad en la personalidad, caracterizada por el optimismo, la euforia y la flexibilidad mental.
La práctica física demanda mayor gasto energético que las actividades cotidianas y es diferente en cada una de las etapas de la vida.
A toda edad, la actividad física trae múltiples beneficios a la salud física y psíquica, entre ellos, disminuye el riesgo de padecer enfermedades del corazón, diabetes mellitus, cáncer, osteoporosis, entre otras.
Pero concentrémonos en las ventajas que brinda a los adultos mayores: previene fracturas, aumenta la masa muscular, renueva el estado de ánimo y evita la depresión. Es decir, y necesarios beneficios.
Los adultos mayores suelen reducir la cantidad de ejercicio que practican. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado un conjunto de recomendaciones para las personas mayores de 65 años, indicando el tiempo mínimo de actividad física a realizar:

  • 150 minutos semanales de actividad física moderada, 75 minutos de actividad física vigorosa, o una combinación equivalente entre actividad moderada e intensa.
  • La intensidad con que se practican distintas formas de actividad física varía según las personas. Para que beneficie a la salud cardiorrespiratoria, toda actividad debe realizarse en periodos de, al menos, 10 minutos de duración.

A modo de ejemplo, para alcanzar los 150 minutos semanales, se pueden realizar rutinas de 30 minutos diarios de actividad física moderada durante 5 días.
Las recomendaciones de la OMS indican que, para lograr el mayor beneficio, los adultos mayores deben dedicar hasta 300 minutos a la semana en la práctica de actividad física moderada aeróbica o 150 minutos de actividad vigorosa.
Las personas con problemas de movilidad deben practicar actividad física para mejorar su equilibrio y prevenir caídas, por lo menos 3 días a la semana.
Las personas que no puedan realizar actividades físicas deben mantenerse activos, en la medida que su estado de salud lo permita.
Las personas que realizan ejercicios físicos después de los 65 años poseen una mejor salud funcional, menor riesgo de caídas y conservan mejor sus funciones cognitivas.

¿A qué nos referimos con actividad física?

 

A cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía.

Ello incluye las actividades realizadas al trabajar,  en las tareas domésticas y las actividades recreativas: jugar, caminar, pasear al perro, correr, andar en bicicleta, bailar, estirarse, hacer jardinería,  etc.

La inactividad física acarrea siempre un deterioro de la calidad de vida.

 

Eso sí: recuerden que en todos los casos debemos consultar previamente a nuestro médico.

 

Fuente: Organización Mundial de la Salud