Cáncer de mama: conozca sus factores de riesgo y los medios para su detección temprana

 

¿Cuáles son sus factores de riesgo?

Pese a que en la mayoría de las veces se desconoce la causa que provoca el desarrollo de la enfermedad, las investigaciones científicas han identificado los factores que aumentan estas probabilidades y aquellos hábitos que contribuyen a reducir el riesgo de cáncer de mama.

Estos factores se dividen en “no modificables” -es decir, aquellos que no se pueden evitar y aumentan las posibilidades de que se genere la enfermedad – y “modificables”, que consisten en medidas saludables que se pueden incorporar para reducir el riesgo de cáncer de mama. 

Factores de riesgo no modificables

Sexo: las personas que tienen mayores riesgos de desarrollar cáncer de mama son las mujeres, de hecho, el cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en la mujer, y si bien puede afectar también a los hombres, la proporción es mucho menor (es cien veces más frecuente en la mujer que en el hombre). 

Edad: esta aumenta las probabilidades de tener esta enfermedad, afectando especialmente a aquellas mujeres cercanas a la menopausia, aunque en los últimos años se ha observa a nivel mundial, la detección de la patología antes de los 40 años.

Antecedentes familiares: de todos los factores conocidos que aumentan el riesgo de aparición de cáncer de mama, la historia familiar es uno de los factores con más peso.

La presencia de un familiar de primer grado (madre, hermana, hija) con cáncer de mama aumenta el riesgo de padecer la enfermedad entre 1,5 a 3 veces por sobre la población general. Este riesgo aumenta cuanto más temprana es la edad de aparición en el familiar afectado, y con el número de casos en la familia. 

Si bien la mayoría de las mujeres que presentan un cáncer de mama no tienen familiares afectados por esta enfermedad, los antecedentes familiares de cáncer de mama, ovario u otros tipos de cánceres son un factor de riesgo y deben ser siempre tenidos en cuenta en la consulta mastológica. Es importante conocer quiénes son los familiares afectados, tanto en la rama materna como paterna, así como también la edad en la que tuvieron la enfermedad.

Factores de riesgo modificables

Sobrepeso: las mujeres obesas y con sobrepeso (BMI mayor a 25) tienen más riesgo de padecer un cáncer de mama y de volver a tenerlo (recurrencia) que las mujeres que tienen un peso saludable. Esto se debe a la producción de estrógenos en el tejido graso.

Falta de ejercicio: las personas que realizan actividad física pueden controlar de forma más eficiente el peso, reduciendo así los niveles de grasa en su cuerpo.

Alcohol: puede aumentar los niveles de estrógenos en nuestro cuerpo, así como también puede aumentar el riesgo de cáncer de mama y de otras localizaciones al dañar el ADN de las células. Las mujeres que consumen tres tragos semanales tienen un 15% más de riesgo de cáncer de mama que las mujeres que no consumen bebidas alcohólicas

Tabaco: fumar no sólo aumenta la posibilidad de desarrollar cáncer de mama u otros tipos de cánceres, sino que también puede producir otras enfermedades que compliquen el tratamiento del cáncer de mama (alteración de la vascularización y circulación sanguínea, afecciones pulmonares).

¿Qué hábitos contribuyen a reducir el riesgo de contraer cáncer de mama?

Para reducir las posibilidades de desarrollar un cáncer de mama, se aconseja llevar un estilo de vida saludable y adoptar hábitos que contrarrestan a los factores de riesgo modificables mencionados arriba:

  • Mantener un peso adecuado
  • Hacer ejercicio con regularidad
  • Limitar el consumo de alcohol
  • No fumar
  • Tener una dieta variada y nutritiva.

La importancia de la detección temprana

Aunque no hay un método para prevenir el cáncer de mama de manera absoluta, se puede detectar de manera precoz a través de estudios por imágenes:

Mamografía: es una radiografía de las mamas con bajas dosis de radiación. Es un estudio no invasivo, que se utiliza en la detección temprana y en el diagnóstico de las enfermedades mamarias.

Ecografía mamaria: es una prueba no invasiva, que permite diagnosticar y diferenciar tumores sólidos de quísticos. Es la más importante que se realiza en mujeres jóvenes.

Ambos son complementarios y deben realizarse conjuntamente.

Recuerde realizar evaluaciones periódicas a partir de los 40 años, y antes si posee antecedentes familiares u otros factores de riesgo.

Fuente: Sociedad Argentina de Mastología