El buen trato es universal, es el resultado del respeto de los derechos, respeto a la dignidad de la persona, consiste en establecer una relación satisfactoria entre personas, dar y recibir buen trato no tiene edad, es una forma positiva de relación, consideración, reconocimiento, e implica reconocer al otro de igual a igual.
Como persona adulta, sin discriminación por razón de la edad, de enfermedad, dependencia o discapacidad, ideología, nivel cultural o económico, creencias religiosas o lugar de residencia, desde el respeto y la protección a situaciones de especial vulnerabilidad. El derecho está unido a deberes, las personas mayores son protagonistas y tienen la responsabilidad de practicar el Buen Trato.
En el desarrollo vital, en la atención y cuidados, garantizar los principios de:
Disponer de condiciones adecuadas de vida en el hogar, la comunidad, garantía de prestaciones, salud, integración social, con la familia, amigos y entorno, el estado de salud, la seguridad, la educación, el control personal y la posibilidad de elección.
Escuchá, preguntá, dá sentido y valor a lo que te transmite la persona mayor, emociones y preocupaciones. Confirmá que la persona mayor haya comprendido la conversación y la información que le diste.
Respetá su opinión, costumbres, hábitos siempre que sean saludables, ofrecele ayuda, alternativas, pero permití que decida por sí mismo, preservá su identidad personal, y garantizá el apoyo a la dignidad en la relación y atención a las personas mayores.
Utilizá la empatía, tené en cuenta la situación de salud en su más amplio sentido: en las áreas clínica, funcional, mental, emocional, sensorial, social, familiar y espiritual. Ofrecele medidas que compensen los déficits, buscá recursos adecuados. Valorá los logros, motivalo para realizar las actividades por sí mismo.
El Buen Trato a las personas mayores hace imprescindible la formación en el proceso de envejecer, en la promoción del envejecimiento activo y saludable, en la prevención de la dependencia, en el abordaje y tratamiento de síndromes geriátricos, en el saber valorar sus enfermedades y sus necesidades, y explorar sus preocupaciones, sus miedos, etc.
Evitá situaciones de aislamiento. Regalale tiempo para disfrutar y compartir momentos. Hacete presente, aportará seguridad y la persona mayor estará en contacto con la realidad.
Desarrollar estrategias que faciliten el acceso, la formación y la creación de dispositivos que acerquen a las personas mayores a la tecnología de la información, en la investigación y desarrollo, teniendo en cuenta sus necesidades, posibles dificultades sensoriales, de acceso y utilización.
Si la dedicación a los cuidados te produce sobrecarga pedí ayuda, a tu familia, a los profesionales de salud y servicios sociales. En ocasiones, la sobrecarga puede llevar a situaciones de posible trato inadecuado a la persona, por lo que es indispensable mantener una actitud positiva, saludable y con apoyos formales e informales.
Fuente:
SEGG “Sociedad Española de Geriatría y Gerontología”