Es más probable que un fumador abandone el hábito cuando cuenta con la ayuda de la familia, pareja, amigos, compañeros del trabajo o profesionales de atención médica. Dejar de fumar no es solo vencer la adicción: es también un importante cambio en el estilo de vida.
Para la mayoría de los fumadores, el tabaco es parte de su vida cotidiana y lo ha sido durante mucho tiempo. Dejarlo significa cambiar viejos hábitos y rituales que suelen asociarse con aquel, como los descansos, los viajes diarios al trabajo, la sobremesa después de las comidas, en las fiestas, etc. La familia, los amigos y el ámbito laboral pueden ayudar a que esos cambios sean más fáciles.
Dejar el tabaco puede ser difícil y generalmente, quien desee hacerlo necesitará ayuda. Si se encara de la manera adecuada, quienes nos rodean pueden estar más abiertos a sus pensamientos y sentimientos sobre por qué deberían abandonar el uso del tabaco. Es importante enfatizar sin juzgar, pero al mismo tiempo no permitir a los fumadores que continúen con su adicción. Expresar orgullo, optimismo y comprensión será una fuente importante de apoyo positivo para ayudarlos a dejar atrás dicho hábito.
Según estudios, el 75 por ciento de los fumadores adultos desea dejar de fumar el año próximo y más del 60 por ciento lo ha intentado el año anterior.
El entorno laboral y los compañeros de trabajo pueden ser pilares fundamentales de apoyo durante ese proceso. Para ello, recomendamos:
Por último, quienes son fumadores en general presentan una menor productividad que los no fumadores, debido a la mayor probabilidad de enfermarse. Así, el dejar de fumar mejorará el desempeño en cualquiera sea el lugar de trabajo.