Se estima que, en Argentina, ingerimos 11gr. diarios sin contar la sal en la cocción, mientras que lo necesario para vivir son solo 0,5 gr. El 70% de la sal que ingerimos proviene de los alimentos procesados o industrializados, mientras que el 70% de la población emplea sal para cocinar, y el 16,8% agrega más sal en sus comidas después de la cocción o al sentarse a la mesa, aún antes de haber probado la sazón del plato.