Es la elevación persistente de la presión arterial por encima de los valores establecidos por consenso como normales. Se ha fijado en 140 mm Hg para la sistólica o máxima y 90 mm Hg para la diastólica o mínima.
Uno de sus mayores peligros es que se trata de un mal silencioso: usted puede tener la tensión arterial elevada y no mostrar síntomas.
La hipertensión es la señal de alerta de un mayor "riesgo cardiovascular": problemas cardíacos (infarto, angina o insuficiencia cardíaca), renales (insuficiencia renal) y cerebrales (hemorragia o infarto cerebral y a la larga demencia). Por eso, aunque la persona se encuentre perfectamente, debe tomar medidas para su control. Un tratamiento correcto y sostenido disminuye el riesgo individual.
En la mayoría de los casos no se han encontrado causas específicas. Sin embargo, existen algunos factores que incrementan el riesgo de padecerla: antecedentes familiares, obesidad, consumo elevado de sal, alcohol, tabaco, falta de ejercicio y estrés, entre otros.
Se trata de una enfermedad muy común en todo el mundo, que afecta a más del 20 por ciento de los adultos entre 40 y 65 años y casi al 50 por ciento en las personas de más de 65 años.
Alrededor del 90 al 95 por ciento de todos los casos de presión arterial alta constituyen lo que se denomina hipertensión primaria o esencial. Esto significa que se desconoce su verdadera causa, pero existen diversos factores relacionados con la enfermedad:
• La herencia genética, ya que se transmite de padres a hijos.
• La edad: hay más posibilidades de padecerla cuando más edad se tiene.
• La raza: es más frecuente en personas de raza negra.
• Los hábitos de vida, tales como el sedentarismo, el consumo excesivo de sal, grasas saturadas o alcohol y el tabaquismo.
• Niveles altos de estrés.
• Diabetes.
• Sobrepeso y obesidad.
El 5 a 10 por ciento restante de los pacientes con presión arterial alta sufren de lo que se denomina hipertensión secundaria. Esto significa que la presión arterial alta es causada por otros motivos o enfermedades como son trastornos renales o en las glándulas suprarrenales, o la ingesta de ciertos medicamentos.
La variación de la presión arterial es un fenómeno normal según el momento del día y frente a situaciones cotidianas como caminar, hablar por teléfono o realizar ejercicios. Ésta cambia contínuamente para adaptarse a las necesidades del organismo en cada momento. Mediciones repetidas ofrecen cifras distintas, más llamativas en unas personas que en otras en función de la diferente reactividad de cada uno.
Algunas de las situaciones habituales que pueden ocasionar esas variaciones son:
• Los cambios en la postura corporal.
• Las ingesta de ciertas comidas o sustancias.
• Las variaciones en la temperatura y humedad ambiente.
• La altura: las zonas elevadas, como las zonas montañosas, favorecen el aumento de la presión arterial, mientras que aquellas a nivel del mar, la reducen. Por eso no es recomendable el alpinismo para los hipertensos.
• En los meses de bajas temperaturas, la presión suele ser más alta que en los meses fríos. Cuando hace calor, se produce vasodilatación para favorecer la pérdida de temperatura corporal y como consecuencia la tensión arterial baja. En cambio el frío provoca vasoconstricción (estrechamiento de las arterias) para evitar que se pierda calor por la piel y por eso sube la tensión arterial.
• La alta exposición al sol en verano, sin una adecuada hidratación, puede provocar una hipotensión muy grave e incluso pérdida de conocimiento.
• A menudo, el mero hecho de tomar la presión arterial puede generar una reacción de alerta que tienda a elevarla.
La tensión no está relacionada con el día y la noche, pero sí es más alta con la actividad y disminuye en el reposo, especialmente durante el sueño. Las cifras de presión arterial siguen un ritmo a lo largo de las 24 horas, que se reitera de un día a otro y se llama “ritmo nictemeral de la presión arterial”.
Durante la madrugada, la tensión arterial es especialmente baja y posteriormente, en las horas del despertar, aumenta hasta un valor máximo, necesario para "ponernos en marcha".
Lo importante es que en reposo -durante el sueño-, la presión arterial descienda un poco más del 10 por ciento de las cifras medias registradas durante la actividad.
En las horas matutinas, si la tensión arterial no está bien controlada, el riesgo de sufrir complicaciones cardiovasculares (infartos y accidentes vasculares cerebrales) es máximo.
Antes de la menopausia, hay menos mujeres hipertensas que varones. Después de la menopausia, aproximadamente hacia la quinta década de la vida, la mujer aumenta la prevalencia de hipertensión e incluso supera a la de los varones. Reconocer esta diferencia según la etapa de la vida de la mujer es fundamental: a partir de un síntoma de infarto, la mujer suele consultar entre 90 a 120 minutos más tarde y esto puede significar la diferencia entre sobrevivir o no este evento.
Existe un grupo de individuos, en los que los cambios de actividad física o mental que tienen lugar durante la vida diaria normal pueden provocar elevaciones reactivas de la presión. En los días de trabajo generalmente aumenta la tensión arterial.
Las emociones fuertes, el dolor, el miedo pueden modificar los niveles de tensión arterial, incluso se describen nuevos cuadros clínicos como es “el síndrome del corazón roto”, más frecuentemente en mujeres, que se produce por una "suelta" de hormonas llamadas catecolaminas ante una situación de estrés emocional , con recuperación total en un corto periodo de tiempo.
Es normal que el ejercicio físico provoque un aumento de la presión arterial, debido a la exigencia de mayor aporte de oxígeno al sistema muscular durante esa actividad. Pero tras el ejercicio se produce una disminución de la presión arterial que es muy beneficiosa.
Sin embargo, no hay que olvidar que hacer ejercicio físico de forma moderada es altamente recomendable y forma parte del tratamiento de la hipertensión arterial: sus efectos son altamente beneficiosos sobre la presión arterial y otros factores de riesgo cardiovascular, como son la obesidad, la diabetes y la hipercolesterolemia.
Fuente: Club del Hipertenso