Enfermedades causadas por la violencia

La exposición a la violencia de género es un factor determinante de la mala salud de las mujeres. La violencia intrafamiliar es una fuente de sufrimiento y padecimiento que da origen a problemas de salud.

Sin ser una enfermedad, puede enfermar e incluso causar la muerte (Teodori, 2015)

Hay estudios sobre la frecuencia de consulta de las mujeres a médicos y médicas de familia y la identificación de la existencia de violencia: casi la totalidad de las mujeres en situación de violencia visitaron a su médico general en el año siguiente a la agresión, registrándose un incremento de la frecuentación a la consulta al profesional (Fernández Alonso et. al., 2003).

Las víctimas, por lo general, primeramente buscan ayuda de un médico o centro de asistencia, que ayuda psicológica, y si en esa consulta no es detectada la problemática, ello colabora en la extensión de la misma a lo largo de los años (Irrizarry Justiniana et al., 2018)

Se ha demostrado que las mujeres que sufren violencia física y/o sexual por parte de su pareja pueden llegar a padecer un 60% más de enfermedades de carácter físico que las que no son víctimas de tal violencia. Las lesiones, el miedo y el estrés asociados al maltrato pueden ocasionar problemas de salud crónicos (Plazaola-Castaño, 2004).

 

Las consecuencias más comunes en la salud física son:

  • Muertes,
  • trastornos funcionales que se mantienen a largo plazo, como colon irritable, fibromialgia, trastornos gastrointestinales, cardiovasculares, cefaleas, trastornos de la alimentación, afecciones músculo-esqueléticas (como dolores crónicos de espalda y cuello),
  • traumatismos físicos y quemaduras, que son las lesiones más visibles, consistentes en daños sobre la salud física,
  • sexual y reproductiva: infecciones de transmisión sexual, disfunción sexual, embarazos no buscados y abortos, englobando los efectos sobre la salud materna y perinatal, que atendiendo a su gravedad pueden llegar a la muerte (Teodori, 2015; Rincón Gonzalez, 2003; OMS, 2013),
  • bebés con bajo peso al nacer: Las mujeres que sufren violencia de pareja tienen un 16% más de probabilidades de tener un bebé de bajo peso al nacer (OMS, 2013),
  • las mujeres que sufren violencia de pareja son casi dos veces más propensas a tener problemas con el uso del alcohol,
  • traumatismos psicológicos: que conducen a una serie de problemas de salud mental, tales como los trastornos de estrés postraumático, ansiedad o incluso comportamientos adictivos (OMS, 2013).
 

Entre los principales problemas de salud mental documentados en relación con la violencia doméstica se encuentran:

  • Depresión,
  • degradación de su integridad e inseguridad,
  • trastorno de estrés postraumático,
  • ansiedad,
  • angustia,
  • irritabilidad y retraimiento,
  • abuso o dependencia de drogas y alcohol,
  • baja autoestima, desesperanza y sentimientos de desvalorización e inutilidad,
  • sentimientos de incapacidad, impotencia, vergüenza y sentirse culpable por los hechos,
  • trastornos del sueño,
  • cogniciones postraumáticas,
  • déficit en solución de problemas,
  • apatía generalizada (Teodori, 2015; Rincón Gonzalez, 2003; OMS, 2013; Fernández Alonso et. al., 2003).

El DSM IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) que propone un sistema de clasificación diagnóstica de los padecimientos mentales, ha dado lugar a la caracterización del trastorno de estrés postraumático para las mujeres en situación de víctima de violencia, que ha sido descripto como un trastorno de ansiedad y alude a la cronicidad del padecimiento y a efectos psicológicos a futuro, es decir, a la extensión en el tiempo de la afectación por la experiencia traumática.

Medicalización y consumo de sustancias

En el marco del consumo de sustancias psicoactivas, algunas investigaciones indican que los consumos de drogas son superiores entre los varones, con la única excepción de los tranquilizantes, cuya prevalencia de uso entre las mujeres es casi el doble que entre los varones, en todos los grupos de edad.

Varios trabajos (Burin, 2010, Maffia, 2011; Teodori, 2015) señalan la asociación entre el mayor nivel de uso de tranquilizantes por parte de las mujeres con el rol tradicional centrado en la reproducción y el cuidado del hogar, a lo que se suma, en muchos casos, el trabajo remunerado fuera del hogar.

En cuanto a las mujeres que padecen violencia doméstica, también se advierte que la medicalización puede llegar a ser un obstáculo importante dentro del sinuoso camino que recorren en búsqueda de ayuda, dado que el consumo de psicofármacos puede funcionar como una suerte de “anestésico del dolor psíquico” a través del cual se procura tapar o mitigar el sufrimiento causado por una situación de violencia sostenida, al mismo tiempo que se intenta sostener la vida familiar (Teodori, 2015).

Un estudio basado en los testimonios recogidos de las llamadas a la Línea 144 entre los años 2014 y 2016, revela situaciones donde se constata un consumo abusivo de psicofármacos, o de dosis mayores a las indicadas por el profesional de la salud, así como también registra situaciones donde la ingesta de los psicofármacos se produce debido a que el mismo agresor proporciona pastillas a la mujer para inducirle un estado de “tranquilidad” (SEDRONAR – INAM, 2016).

En síntesis

Las afecciones físicas y psicológicas minan la salud integral de las mujeres, además de impedir el derecho a una vida libre de violencia, y la cronicidad agrava todos los cuadros. Por lo tanto, son fundamentales la prevención de la violencia y el maltrato hacia las mujeres, a través de campañas de concientización y difusión, como del reconocimiento temprano de la problemática en las consultas médicas y psicológicas con profesionales entrenados para ello, para detener el flagelo lo antes posible.



Referencias bibliográficas

Burin Mabel: Género y salud mental: construcción de la subjetividad femenina y masculina  

Fernández Alonso y col.Violencia doméstica. Elaborado por el Grupo de Salud Mental del Programa de Actividades de Prevención y Promoción de la Salud (PAPPS) de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).  Ed. Ministerio de Sanidad y Cosumo. Madrid. 2003.

Maffia, Diana, Colace Patricia,  Lerena Santiago (2011) El ocultamiento de las mujeres en el  consumo de sustancias psicoactivas USPPA Unidad de Seguimiento de Políticas Públicas en Adicciones
Organización Mundial de la Salud (OMS). Informe mundial sobre la violencia y la salud. Washington, D.C., Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud, 2003.
Teodori, C. A los saltos buscando el cielo. Trayectorias de mujeres en situación de violencia familiar. Editorial Biblos. Buenos Aires, 2015.

1 - Extracto de “¿Invertir en prevención de la violencia doméstica es una opción o una necesidad? Los costos de la violencia doméstica hacia las mujeres y su impacto en el ámbito sanitario y laboral: estudio en la Ciudad de Buenos Aires (2020), realizada por ISALUD; ELA y OSIM