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Nro 70 - Mayo 2016

OSIM INFORMA

Hipertensión Arterial el mal Silencioso

La presión arterial alta o hipertensión arterial es una enfermedad común donde la fuerza de la sangre fluye a través de las paredes de las arterias a una presión más alta que lo normal.

La presión arterial está determinada por la cantidad de sangre que bombea el corazón y por la cantidad de resistencia a la circulación de la sangre que presentan las arterias. Cuanto más sangre bombea el corazón y cuanto más estrechas son las arterias, más alta será la presión arterial. Esos dos factores son los que determinan la presión arterial sistólica o máxima y la diastólica o mínima

La hipertensión generalmente se desarrolla a lo largo de muchos años y puede afectar a cualquier individuo. La mayoría de las personas con hipertensión arterial no presentan signos o síntomas, inclusive cuando las mediciones de la presión arterial son muy altas, motivo por lo cual se la puede denominar  “El Mal Silencioso”.

Es conveniente que el médico  les tome la presión al menos cada dos años a partir de los 18 años. A partir de los 40 años o más, o en el caso de tener entre 18 y 39 años con riesgo de hipertensión, la presión debe controlarse todos los años. Es recomendable controlar la presión en ambos brazos para observar si hay diferencias, al menos la primera vez. El manguito que sostiene el brazo debe ser del tamaño apropiado. El médico recomendará controles de presión más frecuentes si el paciente ya está diagnosticado como hipertenso o si presenta otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.

Existen dos tipos de hipertensión:

Hipertensión primaria (esencial)
En la mayoría de los adultos, no hay una causa identificable de hipertensión. Este tipo, denominado hipertensión primaria (esencial), tiende a desarrollarse gradualmente a lo largo de muchos años y es la de más frecuente presentación.

Hipertensión secundaria
Algunas personas tienen hipertensión debido a patologías subyacentes. Este tipo, denominado hipertensión secundaria, tiende a aparecer repentinamente ocasionando una presión arterial más alta que la de la hipertensión primaria. Diversas enfermedades y medicaciones pueden provocar la hipertensión secundaria, entre ellas:
. Apnea obstructiva del sueño
. Enfermedad renal
. Tumores en la glándula suprarrenal
. Enfermedad tiroidea
. Patologías congénitas en los vasos sanguíneos
. Algunos medicamentos, como las píldoras anticonceptivas, los remedios para los resfríos, los descongestivos y los analgésicos de venta libre, como también algunas drogas recetadas.
. Drogas ilegales como la cocaína y las anfetaminas.
. Abuso de alcohol o consumo crónico de alcohol

La falta de control de la presión arterial puede ocasionar:


. Infarto de Miocardio o Accidente cerebrovascular. La hipertensión puede provocar endurecimiento y engrosamiento de las arterias (arterioesclerosis), y como consecuencia un ataque cardíaco o ACV.
. Aneurisma. El incremento de la presión arterial puede provocar el debilitamiento y la formación de una protuberancia en las arterias con forma de globo, dando lugar a un aneurisma.
. Insuficiencia cardíaca. El músculo cardíaco debe engrosarse para bombear la sangre a mayor presión contra las paredes de los vasos sanguíneos. Eventualmente, el músculo engrosado puede realizar un gran esfuerzo para bombear la sangre que necesita el organismo, lo cual puede ocasionar insuficiencia cardíaca.
. Debilitamiento y estrechamiento de los vasos sanguíneos en los riñones. Ello puede impedir el funcionamiento normal de estos órganos.
. Engrosamiento, estrechamiento, o ruptura de los vasos sanguíneos en los ojos. Ello puede ocasionar pérdida de la visión.
. Síndrome metabólico. Este síndrome está dado por un conjunto de trastornos del metabolismo, incluyendo el aumento del contorno del abdomen, niveles elevados de triglicéridos; bajo nivel de lipoproteínas de alta densidad (denominado HDL o colesterol “bueno”), hipertensión y altos niveles de insulina. Estos trastornos predisponen al desarrollo de diabetes, enfermedades cardíacas y ACV.
. Trastornos de la memoria o de la comprensión. La falta de control de la hipertensión también puede afectar la capacidad de comprensión intelectual y del aprendizaje, también puede alterar la memoria, estos se presentan más frecuentemente en las personas hipertensas.

Algunos mitos comunes sobre la Hipertensión arterial:
.”Mi presión es nerviosa”: No existe tal cosa; en momentos de estrés puede subir momentáneamente la presión y luego debe bajar a valores normales.
.”Mi presión está loca, sube y baja constantemente”: Son normales las variaciones de la presión arterial durante todo el día y de acuerdo a la actividad que estemos realizando; sube por la mañana y por la noche la curva tensional debe disminuir; es el ritmo circadiano normal; además al tomarse la presión puede existir cierta ansiedad que se refleja en un aumento momentáneo durante el registro.
. “Lo importante es tener la mínima baja”: Es falso, ambas presiones deben mantenerse dentro del rango normal y son igualmente dañinas.
. “ES peligroso si se juntan las dos presiones”: Lo importante es el valor que está alto, no si la diferencia entre sistólica y diastólica es corta.
. “En la gente mayor es normal la presión alta”: Si bien es cierto que al aumentar la edad aumenta la rigidez de las arterias y por ende la presión arterial, sigue siendo importante controlarla y mantenerla en valores normales.
. “Cuando tengo la presión alta, me duele la cabeza”: Falso; el dolor de cabeza es un síntoma inespecífico y puede deberse a múltiples causas; recordar que la hipertensión no da síntomas, o los mismos son inespecíficos.
. “Por suerte me sangró la nariz y no el cerebro”: Eso es un mito, sostenido todavía por algunos profesionales de la salud. El sangrado nasal se debe habitualmente a factores locales de las venas de la nariz; es habitual que esto dispare la presión arterial y por ende se encuentre alta al registrarla durante el episodio de sangrado. Pero en realidad el sangrado nasal es lo primero y secundariamente aparece hipertensión por el susto. No al revés.
. “No soy hipertenso porque por las pastillas que me dan la tengo normal”: Justamente por eso no se debe dejar la medicación. La hipertensión no se cura, se controla; y si se abandona el tratamiento por creer que ya está curada, se retorna rápidamente a los registros de hipertensión.

Los cambios en el estilo de vida pueden ayudar al paciente a controlar y prevenir la hipertensión, incluso si se está administrando medicación para la presión arterial. A continuación, se presentan algunas sugerencias al respecto:
. Elegir alimentos más saludables. Alimentarse con una dieta sana. Esta dieta enfatiza la ingesta de frutas, vegetales, granos enteros, aves, pescado y alimentos de bajo tenor graso. Se debe ingerir menos grasa saturada y grasa trans.
. Disminuir el consumo de sal en la dieta. Un nivel menor de sal en la dieta–1.500 miligramos (mg) por día– es el indicado para personas de 51 años o más  y para los individuos de cualquier edad pertenecientes a la raza negra, los hipertensos, los diabéticos o aquellos que padecen enfermedad renal crónica.
. Mantener un peso saludable. Mantener un peso saludable o bajar de peso en casos de sobrepeso u obesidad puede ayudar a controlar la hipertensión disminuyendo el riesgo de enfermedades relacionadas con la obesidad
. Aumentar la actividad física. La actividad física aeróbica practicada en forma regular puede ayudar a disminuir la hipertensión, manejar el estrés, reducir el riesgo de distintos trastornos de la salud y mantener el peso bajo control.
. Limitar el consumo de alcohol. Aun tratándose de individuos sanos, el alcohol puede elevar los niveles de la presión arterial.
. No fumar. El tabaco daña las paredes de los vasos sanguíneos y acelera  el endurecimiento de las arterias. Los pacientes fumadores deben recurrir a su médico para que los ayude a dejar de fumar.
. Manejo del estrés. Se debe reducir el estrés lo máximo posible.
. Controlar la presión en la casa. El monitoreo casero de la presión puede ayudar a contar con parámetros más actualizados de la presión, indicar si la medicación está funcionando e, incluso, alertar al paciente y a su médico acerca de potenciales complicaciones. El monitoreo casero de la presión no es un sustituto de la consulta con el médico; además, los tensiómetros de venta libre pueden presentar limitaciones. Aunque los valores de la presión sean correctos, no por ello debe interrumpirse o cambiar la medicación ni modificar la dieta sin consultarlo previamente con el médico.
. Controlar la presión durante el embarazo. Las mujeres hipertensas deben controlar su presión durante el embarazo.
. Administrar la medicación correctamente. En caso de que la medicación produzca efectos colaterales o que su costo resulte muy alto, no debe interrumpirse su administración sino consultar con el medico acerca de otras opciones.
. Agendar consultas periódicas con el médico. Para el tratamiento exitoso de la hipertensión es necesario concurrir más frecuentemente al inicio del tratamiento, hasta que se logre el efecto terapéutico deseado.